domingo, 8 de diciembre de 2013

Una mirada sobre la evaluación (PISA)

La situación de evaluación es una relación asimétrica en la cual hay un integrante instituido como el que evalúa y otro que es evaluado. El evaluador puede o no haber construido los aprendizajes evaluados (1). Lo que se evalúa es un corpus de contenidos, actitudes, procedimientos, habilidades, etc. que enfrentan al evaluado a la situación de poner en práctica lo que luego del recorrido de aprendizaje realizado ha adquirido o modificado. Se podría decir que el “desequilibrio-asimilación-acomodación- vuelta al equilibrio” presentado por Jean Piaget sería el recorrido. La comparación de los momentos previo y posterior a la asimilación y acomodación, o sea, el nuevo equilibrio es el observado. El evaluado (en el caso de la educación primaria, los responsables de éste) pone en una institución su “confianza” sobre lo que se desea hacer de él y el evaluador es el vector de esa confianza.
Sabemos que no es lo mismo el proceso que debería realizarse en una instancia universitaria donde los alumnos son adultos con competencias y conocimientos que harían de esta situación una relación con un grado de simetría mucho más alto.
Obviamente que hay muchísimas páginas escritas sobre esto y los teóricos desgajan y profundizan sobre el tema con la clasificación de los distintos modos, con las características psicológicas de los evaluados según su edad y sus inteligencias particulares y un sinnúmero de situaciones que sobrepasan el objetivo de esta nota.
Dicho esto, comenzamos con lo que sí es el objetivo de esta nota.
Estamos en diciembre de 2013 y en Argentina se genera un debate sobre los resultados de la evaluación PISA. Se ponen en consideración los resultados y se informa de la crisis en la educación ya que los estudiantes han bajado su rendimiento 2 puntos en el área de Lengua, se mantuvo en Matemática y subió 5 puntos en ciencias. En los tratamientos mediáticos se muestran cuadros comparativos, similares a los que se utilizan en la evaluación, para demostrar que Chile y Colombia están por arriba de Argentina en los resultados de lectura.
Más allá de los resultados, de los tratamientos mediáticos y de lo dicho desde el Ministerio de Educación, trabajo que dejamos en manos de los lectores, lo que vamos a observar más detalladamente es quién evalúa, qué se hace con la difusión de los datos y otras cuestiones que rondan el tema.
 Según el documento “El programa PISA de la OCDE. Qué es y para qué sirve”(2) “La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) reúne a 30 países miembros comprometidos con la democracia y la economía de mercado para los que constituye un foro único de debate, desarrollo y perfeccionamiento de políticas económicas y sociales.”
A continuación afirma que su misión es:
“• lograr la máxima expansión posible del crecimiento económico y el empleo, y un mejor nivel de vida de los países miembros, sin dejar de mantener la estabilidad financiera y, de esa forma, contribuir al desarrollo de la economía mundial; 
• contribuir a una sana y sólida expansión económica en países –tanto miembros como no  miembros– que estén en pleno proceso de desarrollo económico; 
• contribuir a la expansión del comercio mundial con criterios multilaterales no discriminatorios, dentro del respeto a las obligaciones internacionales.

Según el organismo “la OCDE se financia gracias al aporte de los países miembros”(3) y de los 30 países que la forman el ranking  de contribución comienza con estos cinco(4):

País
% de contribución
1. Estados Unidos
 21.58
 2. Japón
 12.88
 3. Alemania
 7.91
 4. Francia
 6.03
 5. Reino Unido
 5.31

Según esta tabla los 5 países mencionados “contribuyen” con el 53,71%.
Ahora bien, quizá estos datos y lo mencionado anteriormente puedan dar un perfil de la institución que elabora el ranking (así se menciona en el documento citado más arriba) de países según sus resultados en la evaluación PISA.
Queda a criterio del lector ver quiénes son los que realmente pagan estas contribuciones en los países. Muchas fundaciones que apoyaron procesos autoritarios en América Latina y que son organismos que están más comprometidos con la economía de mercado que con la Democracia apoyan emprendimientos de este estilo.
Retomando lo dicho en el comienzo de la nota sobre la evaluación, se podría suponer que esta evaluación internacional que busaca un modelo estandarizado de alumno, para un posible modelo estandarizado de ciudadano, está realizada por una institución en la que se deposita la confianza sobre lo que se desea hacer con uno.
Si bien en el documento citado de la OCDE se dice “Sin duda se trata de una relación que debe ser valorada rigurosamente por las autoridades y los medios de información para que el conocimiento de los resultados del examen trascienda a la lógica del ranking.” la lectura observada que se realizó no pareció superar la lógica del ranking.
Chile, país que mantuvo un conflicto grave con sus alumnos universitarios por el alto costo de su formación, es mostrado al tope de la lista de los países latinoamericanos,   
En la versión web del periódico INFOBAE del 3 de diciembre de 2013 (5) avisa que por primera vez se hace un estudio diferenciado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y que éste dio por resultado 30 puntos más que el promedio en el área de matemática.
Cualquier lector medianamente informado sabe las posiciones ideológicas de los respectivos gobiernos a la hora de ser evaluados por el organismo cuyo mayor contribuyente es Estados Unidos.
Más allá de las manifestaciones mediáticas sobre los top 10 de la evaluación y  de colocar a Shanghái al tope de un ranking de países, también se pueden hacer consideraciones de contexto. Cualquier lector que en este momento escriba en un buscador de internet “resultados de evaluación PISA 2013” le devolverá resultados de los periódicos de divulgación masiva (los llamados medios hegemónicos) que tienen alrededor de la nota crítica al sistema educativo, un sinnúmero de  publicidades que proponen como anzuelo diversión exagerada,  individualismo inhumano, competencia desmedida. Los espectadores de los noticieros televisivos y radiales que urgen a los gobiernos a tomar atención en el tema educativo, tienen al tope del rating programas de la cultura más vana y vacía y las publicidades que los acompañan apuntan a un nivel de estereotipia y consumo que ciudadanos educados evitarían más temprano que tarde.
Retomando lo dicho al principio de la nota, lo importante no es la evaluación sino el modelo teórico que se encuentra velado tras la evaluación propuesta. ¿Qué es hoy estar bien educado?  Tomando uno de los puntos de la misión de la OCDE “lograr la máxima expansión posible del crecimiento económico y el empleo, y un mejor nivel de vida de los países miembros, sin dejar de mantener la estabilidad financiera” ¿qué es una máxima expansión posible sin dejar de mantener la estabilidad financiera? ¿Cuánta de esa educación pretendida es adiestramiento de mercado? ¿Quiénes toman en cuenta la situación de la infancia en los países mejor rankeados? ¿Hay alguna relación entre todos los entes internacionales que pretenden dar estándares de comunicación, condiciones laborales, igualdad de género, educación, etc.?

Nada de lo dicho tiene intención de arribar a  ninguna conclusión. Todo es una nube caótica que intenta ser más el inicio de un cuestionamiento que la fórmula para observar una realidad estandarizada.
Esperamos desde este espacio dar otra de las tantas miradas sobre el modo de observar a los niños y adolescentes cuando se los evalúa.


 Jorge L. Narducci




(1) Hablamos de aprendizaje ya que nos centramos en una evaluación educativa. También se evalúan proyectos, relaciones interpersonales, y otra serie de situaciones en las cuales siempre hay alguno de los integrantes que, por su rol en la institución, asume la función que genera una relación asimétrica. Por ejemplo, si lo que se evalúa son los resultados de las ventas de determinada empresa, los resultados pueden determinar la reducción de personal o la ampliación de puntos de venta.
(2) OCDE http://www.oecd.org/pisa/39730818.pdf Consultado el 4 de diciembre de 2013
(3) http://www.oecd.org/centrodemexico/preguntasfrecuentes.htm (Consultado el 4 de diciembre de 2013)

martes, 4 de junio de 2013

¿Saber o no saber?

La hora, 16:35. Es importante la hora porque en esta ciudad quince minutos antes los niños salen de la escuela de jornada completa. Los colectivos desbordan de las últimas palabras escolares y las primeras voces familiares. Subo a uno y me siento. Detrás de mí un niño le habla a una voz femenina, ronca. La ronquera le quita la edad a la voz. No notaba si hablaba con su posible abuela o madre. Se entusiasma y comienza a contar que le habían leído una fábula. Cuenta algo así. Una gallina había puesto un huevo y otro animal se lo había robado. El ladrón notaba que el pollito nacía y le daba pena. La madre gallina sufre y el pollito no. Inicialmente ve en su captor una especie de madre sustituta. Todo bien hasta que el pollito comienza a llorar pidiendo comida. La sustituta madre se desespera y, a escondidas, deja al pollito en su nido materno. Dudo del origen fabulezco de la historia, supongo que es una versión moderna de algún cuento tradicional y que, acomodado a los nuevos argumentos, evita el final traumático: el pollito es mejor comida que un huevo. Trato de suponer la moraleja típica del género y no la encuentro. En eso estoy cuando el niño pregunta a la voz ronca “¿Te das cuenta, es un cuento policial?” Abandono la infructuosa búsqueda de la moraleja y comienzo a escuchar la charla. “El robo del huevo es el caso” afirma el niño. Comienzo a suponer que la voz infantil es de unos once años. “En lugar de haber un detective el ladrón se arrepiente” “Guardá la SUBE que se te va a caer, boludo” interrumpe la voz ronca. Descarto que sea una abuela. El relato sigue. “El robo es menos que lo que devuelve: se lleva un huevo y trae un hijo”. Saco a pasear el yo freudiano que todos llevamos dentro y creo entender que el niño valora mucho ser “hijo” “¿Y qué dijo Sergio?” interrumpió la garganta arenosa. “Para él era una fábula ma’, pero...” intenta seguir el niño. No sé quién es Sergio, pero ya supe que la voz perturbadora era de la madre. “¿Te devolvieron la prueba?” lo interrumpe. “Sí, me fue bien” “A verla”. Desaparece el cuento policial. Y la fábula. Se produce un silencio que me hace suponer que el alumno busca la prueba en su mochila para  mostrársela a la madre. “Estaba con ve corta. Sos un burro. No sé cómo pasaste de grado”. Se mueren la gallina, el pollito, el ladrón, la fábula y un poco de mí.
Siento un tirón en el asiento lo que me hace suponer que se están levantando. Pasa la madre, pasa el pollito, serio, con la mochila a medio cerrar y la hoja que habla de la estupidez arrugada en la mano..
Esopo se retuerce y piensa si la libertad adquirida por su posibilidad de inventar historias valió la pena ante esta escena.
¿Cuál es el valor del saber que reciben los niños? ¿Qué habrá dicho la madre de Sergio cuando le contó que para él era una fábula? ¿Qué hubiera dicho esta garganta arenosa si al Pollito no se le antojaba el cuento policial (bien antojado, por otra parte)? ¡Ojalá que Sergio no fuera el maestro! En minutos la reelaboración de este lector fue sepultada por siglos de concepciones educativas. ¿Qué es saber para algunos? Un niño que da más valor a un hijo que a un huevo, que descubre en una ya ridícula fábula un cuento policial, que a pesar de todo lo que ya habrá recibido puede tener estas discusiones, para ese saber familiar es un “boludo” que tenía que repetir el grado. ¿Qué habrá aprendido este niño con esta situación? Cuánto lamento saber el nombre del otro que dijo “fábula” y no de éste que la cuestionó.

Jorge  L. Narducci
Lomas del mirador, 4 de junio de 2013

sábado, 30 de marzo de 2013

Otro cuento - Por malvinas


Nicanor

Me era difícil creer que Santiago de Liniers, por cuyas venas corría sangre francesa, hubiera tenido en algún momento la convicción de defender tierras españolas en una América distante. Pero más difícil fue creer que Galtieri, por cuyas venas corría whisky inglés, tuviera algún otro deseo que el poder cuando mandó a un puñado de pibes a pelear contra la armada inglesa.
Lo llamó Nicanor, sí Nicanor. La profesora se sentaba en el escritorio, y con la impunidad que da ese lugar, con la influencia que da esa relación, dijo: “Le puse Nicanor por ese maravillosos hombre”.
El perro fue Nicanor y contabilidad se transformó en una materia para aprender a ser argentino.
Entré a la escuela con bronca porque Vélez había empatado con Renato Cesarini 2 a 2.  Era 5 de abril y la novena fecha del Nacional había empezado el 2 con el triunfo de Central Norte sobre Mariano Moreno. La que sería futura dueña del perro me increpó diciéndome que “nada puede importarle más que la acción militar en Malvinas” y que “si las bandas militares tocaron en las canchas era para demostrar la importancia del sacrificio de nuestros héroes”.
Sentí que haberme enojado porque los dos goles no habían alcanzado para el triunfo era algo tan frívolo que me habían transformado en un estúpido.
La fecha 10 y las siguientes que llevaron a Estudiantes a salir campeón me tuvieron sin cuidado. Comencé a leer los diarios, a escuchar los comunicados.
Día a día me iba acercando más a los acontecimientos de la guerra y, gracias a la ya dueña de Nicanor, me alejaba del fanatismo estúpido del fútbol.
La inefable madre de Nicanor contaba el pedido del T.I.A.R. ante la OEA por boca de Nicanor Costa Méndez. Creo que esa acción fue la que inspiró a aquella profesora  a llamar así al indefenso animal.
Me llamaba la atención que con situaciones más duras que un 2 a 2 el clima que sentía en la cancha se fuera trasladado a las calles y a la escuela (sobre todo en ella).
“Atacan Puerto Argentino” “Le derribamos 3 aviones” “Nos apoyan 17 en el T.I.A.R. y 4 se abstienen”. Uno de los 4 es Estados Unidos. “Ellos están lejos, acá los reventamos”…
Nos hunden el Crucero General Belgrano.
El 5 de mayo, un mes después de mi estúpida bronca por el 2 a 2, entra ella eufórica y dice “les hundimos el destructor Sheffield. Uno a uno” y haciendo un corte de manga grita “¡Tomá!”
Y comencé a entender algo.
Cuando Pinky y Cacho Fontana me regalaron las “24 horas por Malvinas” me convencí de que la vida y la patria eran lo mismo. Y que si cantaba “Hermanita perdida” quería a mi patria aun más todavía. Después fui al festival de rock en solidaridad con los soldados. Dos kilos de harina leudante fueron mi gran acto solidario. Canté junto a Cantilo, Gieco. Hasta Piero cantó. También entendí que Vélez y la patria manejaban los mismos códigos. A la salida del festival cantábamos “¡Qué vanga el príncipe y la flota que los hacemos pelota!”
En mi casa y en todos lados no había dudas de que estábamos ganando y sentía la misma alegría que con los goles de Vélez.
Quería tener un perro y ponerle Nicanor. Como no me dejaron le puse Nicanor a un muñequito perecido a un perro que me había ganado en un sorteo.
Y vino el Papa. Me pasé la noche haciendo patria para escuchar al Papa. También fui porque estaba Vivi, pero no me dio vergüenza porque las pasiones se complementan Vélez, Malvinas, El Papa, Vivi. ¡Viva la patria!
Tres días después terminó la guerra.
Y perdimos.
Era difícil encontrar noticias sobre los que regresaban. Después me enteré de que volvían de noche, que los mandaban a casa como si hubieran vuelto de una instrucción normal.
También contaban que ni las bufandas que mandaban las viejas al programa de Pinky ni mi harina leudante habían ido a parar a manos, cuello o estómago de ningún combatiente.
“Al final estos milicos eran unos cagones” “¿Pensabas que ese borracho te iba a llevar a alguna parte?”
El 13 de junio había empezado el mundial y se decía que Maradona no jugaba porque Menotti era un pelotudo. La discusión ya era otra y si Menotti no lo ponía él sabía por qué, es muy pibe, acá juega bárbaro…
El tema de las elecciones terminó de sepultar a los vivos que habían vuelto de Malvinas. Ya el clima del Vélez versus Renato Cesarini estaba instaurado en la política, en la verdulería, en la vida. R.A. no eran más República Argentina eran las iniciales del futuro presidente.
No se habló más de los ingleses hasta el mundial de México 86. Ocho días después del cuarto aniversario del fin de la guerra Argentina venció a Inglaterra.
“¡Tomá!” Gritaban todos. Me acordé de Nicanor y de ella.
¡Qué suerte! Ahora vamos uno a uno.

Jorge Narducci
Lomas del Mirador, 3 de junio de 2007